Literatura de subsistencia

El blog ya fue

sábado, mayo 9







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Para sostenerse debe ser sustentable

jueves, abril 23
Empecemos por el cuarto.

El cuarto es pequeño, lo sabemos todos: pero no por eso
inservible. Los libros sostienen algunas cosas
como el emplazamiento de la gloria
o todo eso que quisiéramos ser,
flotando,
apoyados en las moléculas del aire.

Por las noches un gato gime con descontrol
y se escuchan hasta acá los ruidos que emergen
de las pesadillas de la cocinera.

Cada mañana la balsa avanzó un poco más contra la corriente.
Será cosa de días para que el río enfurezca
y arrase con todo el esfuerzo de semanas, meses,
solo por capricho.

Podemos seguir por la ropa.

No se sabe como ni porque pero ese olor a humedad
esta en todas partes, está acompañando la aureola fugaz
de su suerte, esta diciendo que las cosas no deben ser mas de lo que son
ni menos de lo que deben ser, ese olor a humedad
es un llamado de atención al dulce destierro de las cosas.

Finalizamos con las figuras de competición.

La mujer china canta una canción china
mientras los hombres avanzan por al salón de mármol
cayendo contra la piedra cuando la canción se desploma
en el tiempo y contratiempo de su ritmo. Un niño observa
con los dedos metidos en la boca. A su espalda las luces
de los autos sobre la avenida proyectan instantáneas de los postes
y las personas que caminan por la vereda.

El sol cayendo a pique en pleno medio día fue lo que me volteó

sábado, marzo 14
Educo mis plantas con amor.
Por eso son tan altas y sus flores tan grandes y perfumadas
y sus espinas tan pinchudas.

"Hoy les voy a enseñar el desapego", les dije.
"A partir de hoy cada uno debe seguir su propio tiempo", les dije.
"Ustedes el de las plantas y yo el de los ciclos barriales y planetarios", les dije.

Ahora el sol las educa con dureza y generosidad.
Ahora el viento les arranca las hojas, frutos y semillas
como algo más. Como parte de las cosas que pasan.
Porque esta bueno que las cosas tengan un lugar entre las cosas.

Unos cactus me hablaron:
"Somos jóvenes y fuertes: podemos acompañarte a donde vayas,
no ocupamos mucho lugar, sabemos crecer sobre las piedras"
Y yo: "No se promete. Diez años, después se promete"

El karma controla la mente

miércoles, marzo 4
Esto que vemos forma parte de lo reconocible.
Es un pato.
Un pato tronando y atravesando con sus aleteos regulares
un lago silencioso y plano: sin rastros de movimiento
subacuático, sin arrugas.

Podría haber sido otra cosa. Pero
es lo que es, porque tiene que ser.

Cuando el pato se aleja y sus graznidos
resuenan en un eco lejano hasta desaparecer
de la superficie auditiva volvemos
y tratamos de entender lo que pasa alrededor
y dentro del cuarto reducido que nos protege de la lluvia.

Entonces la neuralgia mental
se centra en la luz, para no actuar sobre lo que le atormenta.
La descomposición de la luz
en segmentos
graduales, repetitivos y planos.

La luz que busca el centro de las cosas
y así las sombras fulgurantes, móviles
nacen de la llama de esa vela cuando su iridiscencia choca
con los cuerpos que la rodean y así reproduce
la mancha negra y dinámica sobre los muros.

Un relámpago nos contrae las pupilas y vuelve todo
de día el tiempo que dura la extensión de sus ramificaciones:
la mente vuelve a pestañar.

Ahora miramos la bicicleta plateada
en el bancón apoyada contra una silla de madera
y el jazmín añejo, que ya nunca va a morir,
si va a perder las hojas, si va a empestarse,
si va a florecer dos veces en la misma estación,
pero no va a morir.

Y las gotas acumuladas sobre el cromo
que cuando alcanzan el peso suficiente se deslizan
y bordean la superficie redondeada del caño
hasta caer y desaparecer dentro del mínimo charco
que se forma en el desnivel de las uniones
de los cerámicos.

El núcleo de la floración

martes, febrero 17
Yo los vi entusiasmados hablando de religión y política
y después los vi limpiando los rincones de la casa con miedo
cuando venían sus padres de visita.

Crecí en un pueblo
sobrio, delicado, de cemento antiguo
y me alimenté de la basura del río:
una vez vimos un castor herido entre las raíces descubiertas
de un sauce costero durante una inundación.
Mi padre quería atraparlo.

Guadalupe: Lo mejor es regar la orquídea
pero con poca agua, como lo hicimos siempre
y concentrarse, haciendo presión al cerrar los ojos,
para que este año desprenda su bastión floral.

Después el pensamiento continúa exponiendo las figuras
entre la luz y el ojo para divisar las líneas, las fallas, los tejidos.
Y eso finalmente no es lo que importa
aunque sea un desplazamiento inevitable.
En este momento contaría una historia o analizaría un echo particular
como me enseñaron en la universidad.
Pero me duele mucho el hombro. Y tengo otras cosas que hacer.

Lo último:

Para llamar a la inundación hay que tapar los desagües
pensando en la guerra, en la paz y el progreso. Algunos
se mudan a la orilla del río y esperan pacientes los movimientos lunares,
los deshielos o las lluvias torrenciales: yo prefiero
abrir la canilla y que el agua baje por las escaleras.
El paso que sigue está bueno: dormir abrazado a la almohada.

La cordura se apodera de nosotros con la edad

martes, febrero 3
El movimiento rectilíneo y uniforme de los cuerpos.
La materia zumbante del entorno.

Yo cocino mi arroz
y así es como todo se acomoda.

Guadalupe:
por las noches te veo desde el aire
mientras das vueltas de un lado al otro descalza,
acomodás las sábanas, hasta que te dormís.

Lo que pasa por dentro
está dibujando cautelosamente lo que va a pasar por fuera.
Esta mente ya no entiende lo que imagina, qué está viendo.

Canción:

Soy un niño de diez años
y camino con miedo entre los adultos armados.
Llevo una mochila con alimentos y ropa.
Soy un niño con la mente perlada
de bondad y violencia. Avanzo con estima,
atiendo a la tensión del arco y a la naturaleza
que nos vigila y muerde. Incrustadas en las comisuras de mi suela
hay piedras y palos y astillas
que se fijan a la bota de guerra.
Soy un niño que está trepando cercos
y cercos de ardor. El traspaso a la gruta de las bendiciones.
Las licencias del mundo adulto.
Pienso en mi madre,
pienso en mis hermanos,
pienso en la furia desatada aquel día en la granja.
Soy un niño de diez años
y recuerdo mis obligaciones en la ciudad
y ,auque no conozca, tengo miedo a los puertos.
El silencio, la pasión de los ciudadanos.
Todo en una caminata a oscuras.
La sangre viajando más rápido
pese a la lentitud del cuerpo.
Soy un niño de diez años
cruzando el arrollo sin descolgar
la mochila de mis hombros. He practicado
un duro entrenamiento por las siestas
que no me hace dudar.
Quise las espinas porque se adhieren mejor;
ahora soy sulfuro para los muertos.

Fin de la canción.

Breve diccionario zonal

miércoles, enero 28
para Juancito F.


Valle:
el valle tiene pasto verde y como es una profundidad entre enormes montañas o riscos, las nubes y las aves que sobre vuelan por las alturas gravan en el suelo unas sombras gigantescas. Hay pocos árboles en él, es más prácticamente no hay árboles. Solo está la sedimentación del silencio y el viento frío que baja de las montañas y nada lo detiene.

Montaña: la montaña es alta y sólida: dura. La montaña es una formación rocosa que se elevó sobre la superficie lentamente durante miles de años. La montaña ruge porque su piedra a veces se agrieta y ese pequeño sonido despertado en algún rincón produce, en su desplazamiento por al aire, un eco ensordecedor. Las antiguas civilizaciones tomaron a la montaña como un dios y solo por eso su rugido siempre es tomado en serio. Los que mueren en la montaña se van con la montaña a donde quiere ella que vayan.

Cerro: el cerro es el hermano menor de la montaña. Es como una colina. La colina es escasamente un bulto sobre la superficie de una zona chata. Como una lomada o un bordo que no es agotador subir, pero cuando se esta en la cima el premio es que puede verse toda la ciudad desparramada en su extensión con sus atributos y sus errores.

Lago: el lago es un ojo de mar o de río. El mar siempre tiene túneles subterráneos por los que derrama su agua en el continente y acumulados en algún lugar estalla el lago o la laguna. Lo mismo sucede con los ríos que bajan de las montañas cuando el hielo se deshace. El agua cae, y filtrada en el roce por cada piedra, llega hasta el fondo de la superficie llana formando lagos y lagunas en las que prima el absoluto silencio en su fondo.

Río: el río también es un dios. El río tiene personalidad, no todos los ríos son iguales. Uno es el más ancho, otro es el más angosto, este es el más largo, aquel el más profundo, ese el más furioso. Todos los ríos son distintos. Durante la noche se puede escuchar el sonido del río y durante el día se pueden ver a los peces saltar fuera de la superficie del agua. Cuando llegan las crecidas los pobladores sufren. Un río puede arrancar y arrastrar a una familia completa hasta destruirla.

Trueno: en el norte al trueno lo llaman refusilo. Y viene del sonido del fusíl, que es un fuego y un estallido. El trueno siempre fue un dios. Un dios que puede matar a una persona, quebrar un árbol añejo, incendiar un bosque. Es el dios de la ira, de la furia. El I ching nombra al trueno como algo sumamente positivo, quiere decir que se viene la era de los cambios, porque ahora, justo en este momento, todo se va a destruir.

Árbol: el árbol da sombra. Esta sombra siempre es aprovechada por viajeros para descansar y pensar. El árbol es para el hombre la conexión con su animalidad con el animal salvaje que lleva dentro y que antes usaba el árbol como vivienda. El árbol da frutos que calman la sed o el hambre. Los frutos del árbol fermentan y producen alcohol que es la sustancia que pierde a los hombres y a los animales. En el árbol también se gesta el mal, todo tiene su costado de oscuridad hasta incluso el fantástico árbol.

Tormenta: la tormenta trae agua a los cultivos y alivia la sed. Algunas tormentas duran días, meses; otras solo minutos. En los valles fértiles y absorbentes la tormenta se esfuma en la tierra. En los lugares desérticos donde la tierra es clara y dura la tormenta crece sobre la superficie y hace lentas corrientes de aguabarro que se desplazan largas distancias hasta ser barro seco y agrietado. A veces la tormenta nace y muere en la montaña. Muchas cosas mueren en la montaña. Y así sin que nadie se de cuenta bajan por la pendiente caudalosos ríos furiosos.

Pampa: la pampa es en la mente del hombre una pequeña visión sobre la superficie. En la pampa sopla el viento que viene del mar o el que baja de las montañas con la espuma del río o el de las tormentas que se forman sobre su plana e ilimitada extensión. En la pampa hay un sonido constante en los oídos y el cabello nunca se queda quieto. Los incendios en la pampa anulan al hombre la vista del mundo. Solo queda la oscuridad y lo peligroso de la cercanía. En la pampa se desatan las batallas para que dios las vea.

Acantilado: en el acantilado existe el ruido del mar. La fuerza del agua golpea la roca con paciencia hasta que un día la desaparece y continúa con la roca siguiente. El agua cava túneles en los acantilados y hace enormes cuevas subterráneas o, a veces, navegables. El agua cuando golpea también conquista territorio en extensión pero sobre todo en altura y trepa, así, la rivera del acantilado hasta mezclarse con las nubes.

Ciénaga: la ciénaga recicla todo lo que le llega, ya sea desde el mar, desde el cielo o desde el río. Las especies de la ciénaga la mantienen como un jardinero mantiene un parque. Y entre ellas disponen un concepto para la vida rígido pero claro. Los árboles son los grandes estudiosos en la ciénaga, los que ven soldados pasar, muertes silenciosas o estridentes y cambian y aprenden con las estaciones y sus ejercicios revolucionarios.

Quebrada: la quebrada adora el polvo rojo y los animales que crecen en la altura. Algunas quebradas esparcen su talco por kilómetros de distancia, solo para decir que ellas son, acompañadas por su fauna, las que vigilan desde las alturas. El buitre anida en la quebrada y la protege de sol cuando gira en círculos con sus alas extendidas para que el sol ardiente no la irrite.

Faunitas 54

En las fotos
parecías distinta.

De cerca se pueden hacer cálculos:

a) Los lunares
que forman triángulos perfectos
alrededor de los ojos.

b) Los platos apilados y guardados
todavía húmedos.

No nos hundamos en los charcos
de la persistencia
niña ideológica.

Tantas venganzas agotan
y vuelven la carne blanda.

(y creeme, no hay cremas
no hay tratamientos para eso)

Mi pequeña niña ideológica
mantengamos la cordura
alimentemos a los gatos
apoyemos el pensamiento
sobre la superficie de las cosas
que se ven desde la terraza.

Y vas a ver
que el aire
masajea los órganos
antes de salir.

El pensamiento también es el despliegue del mal

miércoles, enero 14
Mi bicicletero escucha death metal
mientras ajusta las tuercas de las bicicletas
dadas vueltas.

Si lo mirás desde la vidriera
podés ver que cabecea siguiendo el ritmo
al mismo tiempo que tersa sus brazos como palancas
con la llave número catorce.

Hay sistemas complejos desarrollados en su aura.

Otra cosa: una franja de cemento alineada y señalada sobre el pasto,
la gente corre por esa franja. Al fondo los peruanos
juegan al fútbol en cueros
y atrás de ellos un padre le tira pases largos
a su hijo vestido de arquero.

Guadalupe: lo que soñamos también forma parte de la historia.

Un matrimonio viejo se divierte elongando, esparciendo
el ácido láctico por todas las zonas musculares
que recubren el hueso.

Después cuando se encuentren en la cocina durante un día difícil
y replanteen, la notable y definitiva, separación que el tiempo les pide
seguro van a pensar en dios.

A veces nos toca viajar al sur,
a enterrar a los muertos y escuchar el sonido hueco
de la lluvia de tierra y cascotes sobre la madera.
Y es como comer cerezas recién sacadas de la heladera
un día caluroso.

Guadalupe: seguro en este momento caminas por la playa. Y no te detiene
tu pensamiento con lo que dicta, simplemente imaginas cosas imposibles
y estudias de cerca la espuma del mar.

Ahora el padre con el hijo disfrazado de arquero
arman dos arcos en un pequeño territorio delimitado,
con botellas de plástico y piedras.

Deberíamos tratar de memorizar algunas cosas
para que nadie tenga que repetirlas.

Escuchen todos: un hombre se colgó de la rama
y la quebró.

I’ like the poetry of de war and the green old trees

domingo, diciembre 28
La voz del viento es aburrida.
Mejor la televisión o el rock and roll
a todo volumen en la cocina de mi vieja
mientras la pava hierve y el sol supura en los mosaicos.

Mamá: limpia esa casa, viene de lejos tu hijo de visita.
No te alteres cuando se escuchen los ladridos
detrás de todas la tapias hasta el fin del pueblo.
Protegete del sol cada vez que salgas a la calle.

En la colina del barrio se ven las sombras
de las murallas del cementerio rodeado de eucalyptus
y álamos y pinos silvestres y algunos fycus raros
que figuran en los manuales como El Paraguay católico
y que fueron arrancados de los barrios caretas que están cruzando el río.

Desperté en un sillón con los almohadones corridos,
las luces prendidas
y la pantalla titilando y humedad y temblor.

Escribí un verso choto
que dice: me gusta la poesía de la guerra y los viejos verdes árboles
y no pude continuar porque me dio fiaca.

Mamá: ese árbol, lo mataste. No vuelve a nacer.

Estamos cansados y viejos y queremos renacer
de algún acto que no implique mucho esfuerzo.
Hacemos reuniones en las que hablamos del pasado,
gente que desapareció o que vemos todos los días
y también de aires acondicionados.

Quisimos despegar como nos dijeron alguna vez que hagamos.

Temblor. Solidaridad y temblor.

I’ like the poetry of de war and the green old trees,
but won't do.

Hubiera escrito un montón de poemas

lunes, diciembre 8

Pero me la pasé limpiando.

Dios me lo pidió en un sueño
y estos días me la pasé encerrado.

(durmiendo, mirándome en el espejo, aseandome con cuidado)

Nada es inmune a la realidad
por eso limpié y limpié.

(No se puede dejar de limpiar
cuando se empieza no se para,
la mugre es un estado permanente de las cosas
y uno sabe que puede con ella)

Todo lo que desconcierta, de algún modo estimula.

Y ahora escribo.
Estoy escribiendo.
Desde arriba baja un viento fresco
y el sonido de las ventanas chirriando.

Hay dos islas enfrentadas en mi mente.
Y eso, solo quiere decir que no entiendo lo que quiero.
Hace días que las veo fijas, planas, verdes,
como una nube en el ojo.

Tengo seis plantas bajo techo que cuido a diario.
Que no entre mucho viento porque las quiebra pero, a su vez,
que haya siempre una brisa suave para que el tallo se fortalezca.
El agua debe ser justa y bien administrada:
medio jarro por día, de agua suave, filtrada, sin cloro.

La luz empuja. La planta empuja. Esta mecánica está buena.

Pero sigo ensuciando y así pasa el tiempo
como el humo de azufre de un fósforo que se desprende
y al tocar el techo se esparce hasta que se enfría
y se adhiere a los poros del cemento dejando una pequeña mancha gris.

Me la pasé limpiando.
Las escaleras, los baños, las ventanas.
Limpié cáscaras y cartones, limpié jugos.

Hay un fuego hinchándose en las cápsulas
expectante a los nuevos riesgos de la materia.

Algunos perros se quedan siempre en una cuadra

miércoles, octubre 22
Creemos en lo que más nos impresiona.

Hoy papá se fue. Cargó todo en un camión y se fue.

El más chico se puso a limpiar los rincones
porque sabía, desde temprano, que iba a ser un día duro.

Esta es una escoba, la puedo empuñar como arma.
Esta es la Virgen de Lourdes, la puedo visitar
o le puedo rezar por las noches. ¿Y qué dice la mente?

La mente dice: creo en la reencarnación
y confío volver como una peste que los mate a todos.

La extinción perfecta.

Y el epicentro sigue siendo ese perro viejo
que fue acumulando pertenencias.

Las sondas catalizan.

Y el perro sigue juntando bienes
sobre una manta tendida en la vereda.

¿Cómo es la mano enterrada en la cal?
¿Descomprimiento las moleculas del tejido?
¿Puliendo el calcio del hueso?


Hagamos silencio.


Ahora, respiremos profundo.



Eso que se se ve es nuestra ciudad de cemento.
Reténganla. Porque ahí es donde siempre se vuelve.

Gracias por las cartas y las advertencias

sábado, agosto 30
Una guerra desplegada en el equipaje de un avión.
Un cisne sacude sus alas.
Un chino carga un poste en cada hombro y avanza.

El exilio interior es una carta que nunca llega,
la espera flotante sobre el sillón descascarado.

Hay viento
subimos a la terraza
y no sabemos bien que buscamos.
Pero podemos sentir el viento.

Y en nuestra mente: La inundación.
Fue una prueba, no se si la superé
pero en un momento quedé mirando al techo
y se me ocurrieron tantas cosas que fuí corriendo a la cama
para que el sueño las acomode y administre durante la siesta.

Ahora, hay un hombre solo en la oscuridad
hilando planes en la oscuridad
tejiendo venganza en la oscuridad
mientras todos piensan cualquier cosa.

Lo importante es esto:
la huida ejerce su valor
solo en el momento que se vuelve.

Faunitas 55

miércoles, agosto 13
Cruzamos en silencio un charco
con los pantalones arremangados
en los tobillos y los zapatos en las manos.

Rosamos la superficie del ego y nos expandimos.

Yo después volví en el 86 y la ciudad se hizo larga y plástica.

(Dios empuja con su dedo el bondi en el que viajo)

Guadalupe: hay tanto polvo que tosemos por las noches.
Yo en una pieza, tu hermano en la de enfrente:
somos murciélagos
que se contestan en la oscuridad de una cueva.

Algunas cosas me las acuerdo por decreto.
Ya cumplí 25 Guadalupe.
Hay cosas que debo dejar de hacer.

(Dios apaga con su dedo las luces a mi espalda
mientras marcho lentamente a dormir)

Ortopedia del hombre que pinta

miércoles, agosto 6
El hombre que pinta
soñó con el apocalipsis.
Despertó empapado en sudor
y solo se durmió una vez seca
su remera.


El hombre que pinta se sienta en la cama
y mira los libros rescatados de la inundación.
Después se pone la ropa vieja
y empieza a pintar.


El hombre que pinta
está escribiendo la canción
de la sierra metálica.
La sierra de dientes afilados
incrustada en la carne.
La sierra que fisura el poste.

Después, vive como un rey
hasta que las paredes queden blancas.


El hombre que pinta
piensa en la metafísica del trabajo.
En el repliegue de las ondas
cuando esparce la pintura.


El hombre que pinta
se persigna cada vez que termina una pared.
En agradecimiento a la energía mística
que mueve su mano.


El hombre que pinta
tiene las manos y la cara
salpicados de pintura.
Ahora está haciendo la cola
con el almuerzo y la merienda.
La solemne idea de que estalle todo
resopla en su mente.


El hombre que pinta
escribe con tiza: "astronomía,
aeronáutica y cohetería"
Escribe con tiza: "un rectángulo
de claridad emergía de la banderola".
Escribe con tiza: "cada célula tiene un alma".


El hombre que pinta
coloca agua en recipientes metálicos
y se sienta junto
hasta que el sol la caliente.


El hombre que pinta
hace ejercicio.
Cava en la tierra con las manos.
Empuja autos que no arrancan.


El hombre que pinta
está soñando con el apocalipsis.
Su glándulas sueltan el jugo.
Su fiebre no tiene ningún sabor.


El hombre que pinta
hunde la cabeza en un balde
para ver toda su vida en azul.


El hombre que pinta
trepa las ventanas,
calcula su salto.
Las coordenadas precisas
de la cinta adherida a los marcos.
Las verrugas en las palmas.
Un tatuaje disimulado
en el tobillo.